En los próximos meses el Congreso de la Unión definirá el rumbo que el país tomará hacia el futuro. Los analistas que se muestran con más optimismo comentan, que de aprobarse las reformas hacendaria y energética, México se convertirá en la nación líder de los países emergentes.
Sin embargo, si no lo hacen, el crecimiento económico caerá en una espiral sin fondo y esto provocará una mayor pobreza, inseguridad, falta de empleos y oportunidades, y se podría perder hasta el dinamismo -poco o mucho- que trae nuestra economía y entraríamos al vaivén de la economía internacional.
En cambio si estas dos reformas se aprueban se podría contener el aumento de la pobreza en el país y se gestaría un crecimiento sostenido, ya que habría más recursos para generar empleos, oportunidades y la seguridad social sería mucho mejor, porque habría una mejor atención médica y hospitalaria.
Además, se tendría un mayor y mejor control de los gastos y las deudas de los gobiernos estatales y municipales, pero también se generarían suficientes recursos para establecer el seguro del desempleo para la población productiva.
En pocas palabras, estas dos reformas, la hacendaria o bien llamada fiscal y la energética, se muestran como el principal instrumento del gobierno federal, para abatir la pobreza que existe en el país, y dada su importancia, es necesario que los legisladores federales vayan nuevamente hasta sus distritos y den a conocer a la sociedad las ventajas y desventajas que implicará aprobarlas.
¿Qué porqué?
Porque es justo que los ciudadanos conozcan para qué servirán estas dos reformas legislativas y porqué el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto quiere que se aprueben con el apoyo de todos los partidos políticos, los dirigentes empresariales, comerciantes y la sociedad en general.
Que se enteren que el petrolero, que es todos los mexicanos, no será vendido a los extranjeros, y que será al revés, porque PEMEX podrá asociarse con otras empresas para crecer y generar más recursos para todos.
Es importante que sepan que al aprobarse la reforma hacendaria se ampliará la base tributaria y que los impuestos serán utilizados en mayores beneficios para la población como carreteras, avenidas, escuelas, hospitales, viviendas, etcétera.
En fin, ahora sabemos por qué los próximos meses serán definitivos para el futuro del país, pero si los legisladores federales aprueban las reformas sin el consenso de la mayoría de los partidos o de los ciudadanos e imponen su criterio mayoritario en el Congreso, se podría perder la credibilidad y hasta la gobernabilidad, por ello, es mejor que salgan a convencer para vencer. Ni más ni menos.
Para finalizar, tiene mucha razón la alcaldesa Magdalena Peraza Guerra cuando reclama los 25
millones de pesos que ha dejado de percibir el Ayuntamiento de Tampico, en lo que corresponde a fondos federales del programa "Habitat" que, según ella, debieron ingresar a las arcas municipales desde el mes de marzo y hasta la fecha, no hay señales de que el recurso llegue.
Sin duda que este retraso se debe a una cuestión meramente técnica, ya que no podemos pensar ni tantito que este retraso sea parte de la “grilla” que hubo hace tiempo en su contra, así que es cuestión de que espere o en su caso, haga las gestiones del pago ante la ventanilla más próxima y deje de ventilar estos asuntos públicamente, porque a fuerza, ni los zapatos entran. ¿O sí?
Por cierto, el alcalde de Reynosa, Everardo Villarreal Salinas, al trabajar con la Secretaría de Salud, demuestra que su proyecto va unido al del gobierno de Egidio Torre Cantú y muestra de ello es el intenso combate contra el dengue que llevan a cabo en 400 colonias del municipio, el trabajo de prevención que realizan y el hecho de que no se hayan presentado caso de dengue entre la población. Así de simple.
Al cierre. El delegado de la SAGARPA, Eduardo Mansilla Gómez, asegura que solo un ciclón podrá salvar a los productores agrícolas de Tamaulipas, quienes han sido afectados por la terrible sequía que le pegó al estado.
Dice que solo así se llenarían las presas, bordos y mantos acuíferos, y que el ciclón cubriría las necesidades de agua en el campo tamaulipeco, pero, y ¿si no sucede? ¿Si uno de los cinco ciclones programados no cae en Tamaulipas? ¿Qué pasará?
¿Estaremos preparados para una situación extrema? Es necesario que el delegado Mansilla también nos platique lo que podría suceder para que tomemos conciencia de nuestra situación. Ya es tiempo de hacerlo, porque al parecer no estamos preparados y como dicen por ahí, estamos a la buena de Dios… ¿será?
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