Después de que el Pueblo representado por la mayoría en el Cabildo de Victoria rechazó a la pandilla de Gattas por ineficientes, incapaces y pedantes, éstos, después de un mes de negociaciones se han quedado en la administración municipal.
Así que los victorenses tendrán que soportarlos tres años más y lo peor es que después de este desacuerdo político, su prepotencia y soberbia se ha fortalecido y ahora sí harán lo que quieran porque saben que nada ni nadie les puede hacer algo.
Desde afuera y sin tener detalles de cómo o quiénes decidieron para que Gattas y su pandilla se quedara en el gobierno municipal de Victoria, se puede decir que ha sido una falta de respeto a las instituciones y los malos funcionarios les ganaron a los buenos, pero se han convertido en un grupo de oposición.
Y es que aquellos que intervinieron para resolver el conflicto no les importaron las consecuencias que puede tener esa decisión y desde luego que tienen mucho peso y poder político porque haberle ganado al Pueblo de Victoria es mucho que decir y no es cualquier cosa.
Sin embargo, aunque Gattas asegure -de dientes para afuera- que tiene una buena relación con el gobernador Américo Villarreal Anaya, esto nadie lo cree y le esperan días muy complicados, porque una cosa es ganar y la otra es mantenerse.
Finalmente, la sociedad puede resistir un mal gobierno, porque sabe que en determinado tiempo se va, pero nunca soportará una mala administración municipal como la de Gattas porque de antemano los ciudadanos saben que habrá abuso del poder, desvío de recursos –factureras- y esto repercutirá en las finanzas municipales.
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