Si el gobierno de Enrique Peña Nieto ofreció dinero, negocios o cargos políticos a diputados y senadores del PAN, Verde, Nueva Alianza y PRD para que aprobaran la Reforma Energética, esto no es ningún soborno, ni son culpables por corrupción, ya que sólo aceptaron trabajar y votar en su favor, para que la reforma fuera aprobada y no cometieron ningún ilícito que los señale como delincuentes.
Nos adelantamos al comentar esto, por sí en los videos y documentos que supuestamente entregará Emilio Lozoya Austin al gobierno federal, aparecen senadores y diputados de aquél entonces, lo cual no será ninguna prueba para que sean denunciados ante la Fiscalía General de la República por actos de corrupción, porque las acciones para convencer a un legislador no están reguladas por ninguna ley, en ninguna parte del mundo.
Así que en la política esto es algo normal que suceda y más, cuando un partido mayoritario -como lo era el PRI- no tenía la mayoría en el Congreso de la Unión para aprobar la Reforma Energética y lo que hizo fue muy válido para convencer a sus oponentes, debido a que no tenía suficientes argumentos para convencerlos sobre la importancia que este cambio tenía en la Constitución y las leyes que regulan el sector energético del país.
Sin embargo, sí alguien es culpable por la compra de esos votos dentro del Poder Legislativo, ese sería Enrique Peña Nieto, quien supuestamente envió a Emilio Lozoya a ofrecer dinero, negocios y posiciones políticas a los legisladores, ya que esta fue la vía más rápida para que se aprobara la reforma y eso, volvemos a insistir, no está penado.
Les comentamos esto porque ahora se anuncia que hay políticos y gobernadores como Francisco García Cabeza de Vaca que en su momento siendo legisladores les tocó ser beneficiados con “los sobornos” que les entregó Lozoya Austin, pero ellos no tiene la culpa de aceptar los que les ofrecieron, y eso no tiene nada de malo, ni está penado sí aceptaron, porque aún es una práctica muy común que se continúa haciendo.
En fin, si en este caso hubiera algún culpable, que no lo hay, sería el PRI de Peña Nieto porque sus operadores en el Poder Legislativo no tuvieron la suficiente capacidad para convencer a los legisladores de oposición de las bondades de la Reforma Energética y tuvieron que ofrecerles negocios, dinero y posiciones para que la aprobarán. Así de simple.
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