Así lo demostró el papá de Ameriquito al poner en marcha las cinco virtudes que siempre distinguieron a los gobiernos neoliberales en los últimos 30 años en Tamaulipas: la frivolidad, el gasto superfluo, la mentira, la corrupción y la traición al Pueblo.
El dichoso plan es eso, sólo un plan que el doctor Villarreal Anaya aprobó para presentar de manera urgente y no caer más en la ilegalidad, ya que su gobierno tenía un plazo de seis meses para hacerlo y va en el séptimo.
Lo peor es que hicieron este plan sin tener la seguridad de que el próximo año se tendrá dinero para iniciar y terminar los programas, obras y acciones que supuestamente emprenderá en esta administración.
AMLO a quien honra y enaltece Américo por haberlo hecho gobernador, sin haber nunca participado antes de MORENA, seguirá reduciendo el presupuesto estatal para ampliar sus programas sociales que compran el voto de los electores y así, MORENA pueda ganar las próximas elecciones.
De tal manera, que ahora más que nunca tendrán que seguir haciendo de la verdad una mentira y continuar manipulando las necesidades de los tamaulipecos con planes y proyectos que, si bien les va con el cambio de presidente, hasta el 2025 podrán hacer algunas obras que se requieren en el estado.
Y por supuesto, si el papá de Ameriquito no sigue siendo descortés con los aspirantes de MORENA a la presidencia de la República, al ponerles como guía de sus recorridos por el estado, al orgullo de su nepotismo quien maneja la política de MORENA en su sexenio.
Aunque la enfermiza manipulación que Ameriquito ejerce sobre su papi, puede derrumbarles lo que hasta hoy han construido sobre el fango de las falsas expectativas que le siguen vendiendo a la gente y la hipocresía con que se manejan al momento de actuar y comprometerse con los tamaulipecos.
Y aunque son pocos todavía, para cuando llegue el 2024, serán muchos más los ciudadanos que están descubriendo toda esta farsa montada para hacer ganar a MORENA, solo por ganar el poder y seguir abusando de la nobleza, bondad y compasión que los tamaulipecos le tienen a sus gobernantes.
Y más, si el doctor Américo Villarreal no supera su miedo de ir a la frontera donde los pueblos de aquella zona lo esperan para que cumpla con lo prometido, y escuche a todos los sectores para que haga realidad eso de que... nunca más en Tamaulipas habrá una sociedad callada.
Por ello, si el doctor Villarreal quiere en los hechos acabar con la corrupción en su gobierno y hacer valer lo que dijo al señalar que la corrupción es la "fuente que genera mayor desconfianza hacia las autoridades porque es un cáncer que ha deteriorado la imagen de la política y la función pública pues muy fácil, saque a su familia del gobierno y de MORENA.
De otra manera, todo lo que dijo en la presentación del plan estatal de desarrollo, faustoso evento de culto a su personalidad, no será realidad y Tamaulipas continuará esperando el cambio verdadero, su transformación y al gobernador honesto, transparente, leal a lo que dice y hace, que no mienta y no traicione a los tamaulipecos como Américo Villarreal Anaya lo hace con todo cinismo, descaro y desfachatez. Ni más ni menos.
De salida. Y, por si fuera poco, el gobernador se organizó una comida y una cena para celebrar la presentación del plan como si fuera un tema para festejar, pero se hizo por si a alguno de los invitados le faltó felicitarlo, ya ven que es parte del besa manos tradicional de los neoliberales y del culto a la personalidad.
Sería importante que en este inicio del plan demostraran que son honestos y deberían publicar el costo que tuvieron todos los eventos para presentar el plan estatal de desarrollo y demuestren en los hechos el respeto que le tienen al pueblo tamaulipeco.
El doctor Guerrero, quien es el chilango y autor intelectual de este mamotreto lleno de palabrería hueca y sin sentido, sería el vocero ideal para que dé a conocer el costo que tuvo este frívolo evento que le costó a los tamaulipecos y la verdad de nada sirve porque sin dinero de la federación estaremos peor que antes y más si lo siguen gastando en actos banales que sólo sirven para rendirle culto a la personalidad del doctor.
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