viernes, 27 de noviembre de 2009

Equilibrar el poder


Cuando el presidente de la República dominaba la política de México era muy difícil que los gobernadores pusieran al sucesor de su sexenio. Se sabe que cuando mucho sugerían alguna terna, pero casi nunca llegaba alguien cercano a su influencia o afecto.


Esto permitía que la clase política del PRI se renovara cada seis años y era saludable para la vida democrática de los estados, porque un sólo grupo no se quedaba en el poder y sobrevivían sólo aquellos que por su habilidad se subían al tren de la revolución nuevamente.

Por ello, Manuel A. Ravize no tenía nada que ver con Enrique Cárdenas González, y éste con Emilio Martínez Manautou. De igual manera, Américo Villarreal Guerra no se identificaba con Manuel Cavazos Lerma, pero al terminar el sexenio de este gobernador las cosas cambiaron.

Llego a la Presidencia el tecnócrata Ernesto Zedillo y las sucesiones en los estados se las dejó a los gobernadores. Después el PRI perdió la Presidencia y esta costumbre política se dejó de practicar.


Y es que ningún priísta se quedó con el poder absoluto como para seguir dominando el escenario y todo fue distinto. Los gobernadores fortalecieron sus grupos y por ello Tomás Yarrington llegó al gobierno estatal con el apoyo de Cavazos, luego, Eugenio Hernández Flores fue apoyado por Yarrington y esto permitió consolidar el poder de los gobernadores y ahora son los únicos que deciden -sin influencias de por medio- quién será el sucesor de su gobierno.

Así que el poder de los mandatarios estatales se ha ido consolidando y, como un ejemplo de su influencia, hace unos días vimos cómo en la Cámara de Diputados formaron un bloque político para diseñar a su gusto y conveniencia el presupuesto federal.

Esto desde luego a los aspirantes del PRI a la Presidencia los ha puesto a pensar, y es que si los gobernadores dominan el escenario de la política nacional, entonces es posible que el PRI pierda en el 2012 ya que esto así conviene a sus intereses.

Porque si llega un priista a Los Pinos, es seguro que éste pudiera practicar el presidencialismo a ultranza, y esto no les ayudará a mantener el poder que hoy gozan, aunque este asunto es un tema que luego abordaremos con más detenimiento.

Por lo pronto, los gobernadores del PRI que en 2010 renovarán el poder estatal es seguro que estén muy preocupados, porque si no actúan con inteligencia para equilibrar su poder esto pudiera llevarlos a cometer errores garrafales que les derrumbarían sus fortalezas políticas.

En fin, en Tamaulipas el poder se encuentra atomizado. Los grupos del norte y sur exigen una mayor presencia en el gobierno, y tienen razón, ahí se encuentra el mayor número de electores y el desarrollo con mayor expectativa de crecimiento en el futuro.

Así que equilibrar el poder estatal, en estos momentos, es un dilema un tanto difícil que habrá que despejar con mucha habilidad, inteligencia y consenso para llegar unidos a las elecciones del 2010. Ni más ni menos. ¿Cómo la ven?

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