El gobierno humanista de Américo Villarreal Anaya prefiere subirle impuestos a la gente, a los tamaulipecos, a los electores que votaron por él y su proyecto político, que reducir el gasto corriente que genera su gobierno y eso es muy injusto, impopular y va en contra del Pueblo.
Y es que ninguno de los ciudadanos que confiaron en él como candidato de MORENA votaron para que su familia se beneficie con los bienes y recursos, que tiene y genera la administración pública estatal.
Nadie de los electores que votaron por Américo y la 4T lo hizo para que el gobierno estatal contratará a sus familiares, ni a gente que trajo de otros estados, porque eso le quitó espacios a los tamaulipecos que se la rifaron en su campaña y hasta el momento siguen esperando su llamado, pero no lo hará porque los engañó.
Lo inexplicable es que, si Américo sabía que Andrés Manuel López Obrador iba a recortar el presupuesto estatal, se puso a crear secretarias con toda una estructura burocrática como la Secretaria del Agua o como se llame, la cual ha servido sólo para que Raúl “Aquaman” Quiroga salga un día sí y otro también en los medios de comunicación anunciando que ahí vienen el agua y nada que llega.
Nadie sabe porque Villarreal Anaya sigue contratando consultorías y servicios profesionales diversos, como la renta de copiadoras, talleres mecánicos, florerías, restaurantes y organización de fiestas, si para eso están los burócratas a su mando, que ellos le saben a todo eso y más, pero alguien tiene que decirle para que se ahorre varios millones de pesos.
De igual manera, si la administración estatal no tiene dinero para que arrendó cientos de vehículos y muchos de ellos blindados si no eran necesario, así como también, si el gobierno está en crisis, para que regala las cueras tamaulipecas si son carísimas.
Si quiere quedar bien con alguien puede regalar artesanías más económicas y que dan el gatazo, pero lo peor, es que nadie se explica porque renta pantallas led, sillas, mamparas y ese toldo llamado presidencial para sus eventos, ya que al ponerlo tienen que perforar el concreto de las plazas o canchas y luego no los tapan.
Desde luego que en servicios generales o en el área de giras se tienen mallas sombras y lonas que, para sus eventos dan el mismo servicio y son más baratos, además esos materiales los tiene el gobierno.
Y finalmente, nadie sabe porque sigue utilizando la Casa de Gobierno cuando debería de ponerla en venta, igual que los aviones, cerrar las oficinas de representación de Tamaulipas en la Ciudad de México, Monterrey y Houston, porque de nada sirven y son un gasto muy oneroso para el Pueblo.
En fin, Américo decidió cobrarle a los didis y ubers un impuesto, a los hoteleros un impuesto por hospedaje, a los notarios públicos por darles una credencial con foto, a la industria un impuesto verde y quien sabe cuántos impuestos más.
Si este es el Gobierno de la Transformación del que tanto habla Villarreal Anaya, pues salió peor que los neoliberales porque más bien es un Gobierno Recaudador y está como AMLO quien mintió para ganar la presidencia y ha seguido mintiendo para gobernar y ahora con Américo nos damos cuenta que salió igual o peor, aunque eso pronto lo sabremos.
De salida. La diputada Úrsula Salazar como si fuera fiscal cita y pide cuentas claras a quien se le ocurra, pero primero debe lavarse la cara y debe transparentar los gastos del Congreso de Tamaulipas.
Además, debe citar al gobernador Américo para que le informe al Congreso porqué no defendió a los agricultores del distrito de riego del 026, porque se ausenta tanto de Tamaulipas y que explique porque no va a la frontera norte de Tamaulipas.
Además, Ursula debe aclarar los onerosos gastos de hotel, restaurantes y atenciones para los legisladores y sus asesores ya que no corresponden a un Poder Legislativo en manos de MORENA, porque como bien dice “aquél que les conté” no debe haber un Diputado ganando como rico con un Pueblo pobre.
Por cierto, ya veremos de qué lado está Úrsula y sus diputados, porque si aprueban los impuestos “masacre” que ha propuesto Américo y que van contra el Pueblo, sabremos que son unos farsantes y son como los rábanos, rojos por afuera, pero blancos por dentro.
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