Dos presidentes en el Informe

Los gobernadores Enrique Peña Nieto y Humberto Moreira Valdés, próximos presidentes de la República y del PRI nacional, según dicen las encuestas y los analistas más picudos del país, estuvieron en el sexto informe de gobierno de Geño Hernández Flores, quien al parece tiene asegurado su futuro político en la farándula nacional, si es que cualquiera de estos dos mandatarios llegan a donde sueñan.

Así que los geñistas, en caso de cumplirse estos vaticinios, tomarán vuelto nuevamente y no habrá nadie quien los pare pero por lo pronto ya están con un paso en el CEN del PRI apoyando a Moreira “El Bailarín” y después lo harán con el “Copetes” Peña Nieto, según nos dicen, en lo que será su campaña por la presidencia de la República. ¿Qué tal, eh?

Por lo pronto, a Peña Nieto la gente se le acerca a pedirle su autógrafo como si fuera un artista de Televisa, y esto nos indica que están confundidos porque no saben si es actor o político, pero también que la campaña que ha llevado a cabo esta empresa de televisión por más de cinco años, ha logrado posicionarlo con la people de bronce como si fuera un producto chatarra de esos que anuncian a cada rato.

Pero bueno, mientras son peras o manzanas, el mexiquense y el coahuilense estuvieron con Geño y esto es una buena señal, porque al terminar su gobierno esto lo pone a un paso del ascenso a las grandes ligas de la política nacional, al lugar donde sólo llegan los más grandes.

Por cierto, si esto llega a suceder, no dudamos ni tantito que el Negro Gamundi y Mario Ruiz Pachuca se irán con él a vivir la gran experiencia de las grandes ligas de la política, ya que son dos piezas muy importantes en su exitoso esquema político y de gobierno. ¿Qué les parece?

Cambiando de tema. El gobernador electo, Egidio Torre Cantú, al asistir al sexto informe de Geño volvió a dar otra lección de prudencia política ante los medios de comunicación, ya que no dio ninguna declaración porque sabía que ésta le hubiera quitado atención al evento, y para él fue más importante que los tamaulipecos estuvieran atentos a lo que dijo el gobernador.

Por cierto, el ingeniero Torre Cantú se reunirá este viernes con los dueños de los periódicos, concesionarios de radio y televisión del estado, y se espera que dé algunas líneas de acción a seguir y presente a sus colaboradores.

En otros asuntos, varios días estuvimos conmocionados porque el conferencista católico, John Rick Miller, dijo en Reynosa delante de Oscar Luebbert Gutiérrez y Everardo Villarreal Salinas, así como los regidores priista entrantes y salientes, y funcionarios municipales, estatales, y representantes de organizaciones, comités y clubes sociales que la solución al conflicto de la violencia…“es evitar culpar al gobierno de Felipe Calderón, al presidente municipal, a los militares y a las organizaciones policíacas de seguridad, porque los mexicanos tienen que saber que en la actualidad existe un enfrentamiento entre el bien y el mal”. ¡Órale! ¡Ah bárbaro! Viejo brujo.

Así que recomendó que “la dirección del cambio es personal y ese es el secreto del mundo entero para que termine la guerra” y dijo, que “para poder cambiar, primero tiene que suceder el cambio dentro de ti y mirándonos en un espejo sabemos realmente quiénes somos”. ¿Cómo la ven?

No aseguran que andaba bueno y sano. Que no había ingerido nada extraordinario ni siquiera un Red Bull, ni fumado mariguana ni nada por el estilo. Aunque se sospecha que el Betico Valdez fue quien lo llevó pero nadie lo asegura todavía ni se sabe porqué lo hizo, ya que con este tipo de reuniones religiosas o esotéricas no se logra absolutamente nada para evitar la violencia. ¿O sí?

Para finalizar, la diputada electa, Lupita Flores de Suárez, ya está recibiendo asesoría legislativa de Juan Alonso Camarillo y Lucino Cervantes, dos de los más grandes dinosaurios, al igual que ella, que aún sobreviven a pesar del cambio climático dentro de la política tamaulipeca.

Nos dicen que la están preparando para cuando llegue al liderazgo del Congreso pero esto no tendrá dificultad alguna ya que en lugar de levantar el dedo, como se hacía antes, ahora solo pican los diputados un botón y por eso hasta les pagan. Así de simple.