lunes, 28 de mayo de 2012

Paradoja del destino

Cuando Tomás Yarrington Ruvalcaba tuvo que definir a quién dejar como gobernador de Tamaulipas, armó un gran escenario para darle credibilidad a la sucesión gubernamental, y cuando todo parecía definirse a favor del prestigiado notario público Homero Díaz Rodríguez, surgió la figura de Geño Hernández Flores, el priista que menos posibilidades tenía para ser candidato al gobierno estatal.

Y es que Geño no cumplía con el requisito partidista de tener 10 años como un mínimo para aspirar a esa posición, pero eso poco le importó a Yarrington y lo impuso a pesar de que Oscar Luebbert Gutiérrez lo denunció públicamente, pero el consigliere de Yarrington, el famoso coordinador de asesores, Eduardo García Puebla, actuó de inmediato para negociar a su viejo conocido Oscar Luebbert, y éste lo convenció de callarse, siguió la comparsa y con esta actitud hasta justificó su candidatura.

Así que el show de Geño siguió adelante aunque realmente tenía un año en campaña promoviéndose con aquel proyecto turístico y comercial del “Corazón de Tamaulipas”, así que poco batalló para posicionarse en la aceptación de los priistas del estado aunque Baltazar Hinojosa Ochoa y Homero Díaz Rodríguez, siguieron buscando la candidatura.

Sin embargo, en poco tiempo el famoso Balta Hinojosa se dio cuenta de la jugada política y se hizo a un lado de la contienda interna del PRI porque sabía cómo actuaba TYR cuando le obsesionaba una idea, así que el matamorense no participó más en esa comparsa política.

Por su parte, el ex Secretario General de Gobierno, Homero Díaz Rodríguez, por su falta de experiencia y sagacidad política, continuó hasta el final y cuando llegó la hora de definir su destino, las fuerzas del poder real en Tamaulipas le hicieron una oferta que no podía rechazar, pero al enterarse de lo que implicaba mejor se hizo a un lado, pintó su raya, se dio por despedido y como los valientes salió de Tamaulipas para siempre.

El final de esta historia es conocida por todos, Geño Hernández Flores fue el candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas y la simpatía que tiene con las damas, su permanente sonrisa congelada y sus pizpiretos ojos lograron que ganara la elección con una votación histórica. Sacó más del 60 por ciento de los sufragios y después con esta aceptación electoral, hizo lo que quiso con los recursos del estado, la seguridad pública y las obras de infraestructura se las dio a quien mejor le convino, aunque esa es otra historia que habremos de contarles después porque aún no se sabe todo.

Pero bueno, toda este breve anecdotario de la política se las hemos contado porque ahora que Tomás Yarrington está siendo juzgado más por los medios mexicanos que por la justicia norteamericana, debido a una supuesta operación de lavado de dinero, Homero Díaz Rodríguez, presidente de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del CEN del PRI, le ha suspendido todos sus derechos como militante de este partido “en tanto se determina, por los tribunales competentes, su situación legal”.

En fin, si existe en el PRI nacional alguien que conozca bien cómo manejó Yarrington su gobierno, ese es Homero Díaz Rodríguez, porque fue un servidor público de primer nivel y porque luego quiso ser candidato al gobierno del estado pero el contexto y las circunstancias por las que pasaba en aquel momento Tamaulipas, le impidieron quebrantar sus principios y valores y mejor decidió irse para siempre, pero ahora con este caso ha vuelto al escenario y la paradoja del destino, es que ahora le toca juzgar dentro del PRI, a quien alguna vez lo pudo hacer gobernador. ¿Qué les parece, eh? Vaya paradoja del destino. No cabe duda que todo se paga aquí antes de irse al más allá. Ni más ni menos.

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