
Pero además, aseguró que no merece la candidatura del PRI a la presidencia municipal porque el nuevo PRI está hecho de gente leal, disciplinada, que acata los principios del organismo político y bla, bla, bla, bla y mucho más bla, bla, bla, bla… ¿Qué les parece?
Y es que asegura que “durante la campaña de 2007 hicimos un trabajo de orden político que él no honró”, y por esto ya no es priista. Así que el esposo de la diputada Sara Montiel lo corrió del tricolor para siempre y muy pronto comprobaremos si esto es cierto. Sin embargo, con todo esto nos damos cuenta de varias cosas:
Dos. Ahora sabemos porqué su esposa es diputada plurinominal federal y porqué en el estado tiene tantos negocios.
Tres. Que si alguien quiere ser candidato en la próxima elección tiene que pasar primero con Monche Rosas, dije Monche no Moche, porque lo tiene que autorizar y después, que vea al que quiera. Llámese como se llame.
Y cuatro. Si Monche anda caliente porque su esposa no renunciará a la diputación, entonces, alguien con suficiente poder tiene que enfriarlo -correrlo de Tamaulipas para que se entienda- porque sus desplantes de “soy todo poderoso y me pelan los tamaulipecos”, alebrestan a la gente y esto le provocará algunos problemillas al que verdaderamente manda en el estado. ¿O no?
En fin, si Genaro de la Portilla es o no el candidato del PRI a la alcaldía eso sale sobrando, porque la verdadera lucha política que se dará en Altamira en las próximas elecciones será entre los tampiqueños que comanda el diputado Javier Gil Ortiz, quienes buscan adueñarse del municipio, y los altamirenses, que defenderán lo que por derecho les corresponde.
Así que esto es lo que realmente está en juego y Monche Rosas, dije Monche no Moche, vuelvo a repetir, podrá decir lo que quiera y se le antoje, ya que los altamirenses van a pelear por su territorio y esto va más allá de Genaro, Romana, Juvenal o Pedro. Así de simple.

Esto por la disminución de participaciones federales, pero dijo “con la participación de la sociedad civil en la reestructuración municipal no se pierde, sino que se gana fortaleza”.Así que en pocas palabras lo que quiso decir Garza Barrios es que ante “el mal tiempo buena cara” y ojalá que otros gobiernos municipales tomaran su ejemplo. Ni más ni menos.

Sin embargo, se supo, están pendientes de renunciar a PEMEX los familiares y amigos que llevó a trabajar, como Pedro Aguirre Castro, jefe de asesores; Bruno de Nigris, gerente administrativo Pemex Gas; Gerardo Lozano, gerente de proyectos; Emilio del Bosque, subdirector corporativo Administración Patrimonial; Eduardo Murguía, gerente Pemex Gas y Jorge Salcido, superintendente de la gerencia de Seguridad Física.
Rosendo Villarreal Dávila nació en Saltillo. Es ingeniero Mecánico Administrador por el TEC de Monterrey y fue Director Corporativo de Administración de Petróleos Mexicanos desde el 16 de enero de 2005. Por cierto, fue uno de los funcionarios de Petróleos Mexicanos señalados de autorizar la entrega de sumas multimillonarias al Sindicato de Petroleros en el sexenio foxista. ¿Cómo la ven?

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