Cuando Tomás Yarrington Ruvalcaba andaba en su campaña política para gobernador, muchos priistas creían que Aída Acuña Cruz era una secretaria más que trabajaban en su oficina, pero cuando llegó el momento de definir los nombres de la estructura de gobierno, todos se sorprendieron porque el mismo Tomás la designó como Secretaria de la Contraloría estatal, y ella fue de los pocos funcionarios que se mantuvo en el gobierno hasta que terminó el sexenio.
O mejor dicho, llegó casi al final siendo la Contralora todopoderosa, porque un poco antes, Yarrington la impuso como candidata del PRI a la diputación local, sin tener militancia partidista y ningún mérito dentro del tricolor, pero eso poco le importo a Tomás ya que necesitaba que Aída estuviera en el Congreso para que fuera sus ojos y oídos, ya que tenía pendientes algunas cuentas públicas y la comprobación del préstamo por 600 millones de pesos que los diputados le aprobaron en el último minuto de su gobierno.
Así que la contadora Aída se encargó de cuidarle la espalda en el Congreso y para ello, Geño Hernández Flores dio su aprobación para que fuera nombrada presidenta de la Comisión de Vigilancia de la Auditoria Superior del estado, y esto le volvió a dar mucha influencia y poder para que continuara haciendo de la suyas.
Pero bueno, esta anécdota se las platicamos porque ahora Aída Acuña Cruz ha sido ventaneada en Monterrey porque siendo la contralora del Parque Fundidora permitió pagos de este organismo descentralizado de por lo menos un millón 300 mil pesos a la empresa Ral del Noreste, cuyo dueño es su esposo, el doctor Luis Rafael García-Luna y sus hijos Luis Rafael y Aída Lorena García-Luna Acuña, quienes cobraban por servicios administrativos prestados a este organismo pero nunca especificaron qué tipo de servicios. ¿Qué tal, eh?
La pareja que forman Aída Acuña Cruz y Luis Rafael García-Luna ha dado mucho de qué hablar en Tamaulipas, su paso por el sector público siempre causó muchas sospechas, porque de la noche a la mañana se volvieron millonarios, tan así es, que el galeno coleccionaba carros último modelo y su esposa muy calladita muy calladita, negociaba las cuentas públicas con los alcaldes cuando fue diputada local.
En fin, tenía que ser en Monterrey donde por fin descubrieran a esta pareja sin llenadera para acabarse el presupuesto gubernamental. Con Tomás Yarrington Ruvalcaba se quedaron mal acostumbrados y después con lo que se habían agenciado del gobierno pudieron vivir holgadamente, pero como el dinero se acaba si no se sabe ahorrar, pues su ambición desmedida y vulgar los hizo caer nuevamente y esperamos que allá en Nuevo León ahora sí les den su merecido y la autoridad los juzgue como se merecen. Ni más ni menos.
Por cierto, nos dicen que EXA Consultores, S. C. es otra de las empresas fantasmas con las que cobraba Aída y su pandilla a los alcaldes por supuestas asesorías contables que no eran más que chantajes por aprobar sus cuentas públicas. ¡Qué bárbaros! Tan seriecita que se veía. Sorpresas nos da la vida.
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