Y es que el ex director general de giras del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, tiene todo para triunfar: experiencia política y legislativa, cercanía con el grupo que tiene el poder en México y especialmente, muchas ganas de tener la victoria.
Sin embargo, tenemos que reconocer que los partidos políticos contra los que compite no eligieron a sus mejores militantes y esto, le facilitará conseguir su objetivo.
Así que ahora el reto de Guevara Cobos es sacar la mayor votación posible el día de la elección, para que ese resultado lo haga coordinador de la bancada priista en la Cámara de Diputados y sabemos que no lo haría nada mal.
Pero también, después de lograr su triunfo en el 2015 de inmediato se convertirá en el precandidato priista, más viable al gobierno estatal y el que tendrá más posibilidades de llegar al 2016 como ganador y esto debe preocuparle.
¿Qué porqué?
Fácil, porque sus adversarios al ver cómo crece pueden obstaculizarle su camino y esto no es nada difícil que lo hagan, porque ahora más que nunca los tiene muy cerca y saben lo que hace, a dónde va, con quién se reúne y sobre todo… cuánto es lo que gasta en su campaña.
De tal manera que si lo quieren descarrilar en su camino al 2016 les será muy fácil, ya que esta información se la darían a sus opositores para que lo denuncien por exceso de gastos y con esto, el Instituto Nacional Electoral le quitará de manera técnica su triunfo, pero también su futuro político.
Por ello, Alejandro debe tener mucho cuidado a quién le abre la puerta de su casa, ya que si no les
pone atención, estos mismos podrán hacerlo perder la elección.
¿Qué quiénes son?
Él los conoce muy bien. Son los mismos que hace meses lo cuestionaban duramente y ahora, son los que le sonríen, le hablan bonito al oído y están muy cerca de él, dizque para ayudarlo… cuando ya no los necesita.
Son los mismos que no quieren que sea candidato del PRI en el 2016 y por eso hoy, se los acercan con cierta timidez y sigiló, con cobardía para que no se vaya acordar de todo lo que le dijeron, porque quieren seguir viendo qué hace, qué dice, con quién se mueve para mañana traicionarlo. Ni más ni menos.
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