lunes, 26 de julio de 2010

Un Cronista para Tampico

El escritor Rafael Ramírez Heredia decía que Tampico posee una incalculable riqueza en historias para escribir y contar porque el puerto se había convertido, desde su fundación, en un lugar cosmopolita al que llegaban los hombres más ricos del mundo, las mujeres más hermosas, los aventureros, busca-fortunas, espías internacionales, idealistas guerrilleros, pero también, los bandidos y criminales más crueles.


Y es que en Tampico siempre se ha sabido que en la época de las compañías petroleras se planearon e hicieron grandes negocios que luego consolidaron las finanzas norteamericanas en el mundo; que hubo centros nocturnos prestigiados por los platillos, las bebidas y la música que se ofrecía al visitante pero también, por las mujeres que los atendían; que aquí estuvo Sandino, Fidel Castro y el Che Guevara en su camino a derrocar las dictaduras de sus países; que Carusso cantó en uno de sus teatros, y que el Capitán Fantasma hizo una de las suyas al escaparse del Penal de Andonegui.

Pero además, en Tampico han estado otros personajes como Bruno Traven, Humphrey Bogart, John Houston, Diego Rivera, Frida Khalo, José Revueltas, Lázaro Cárdenas, Gonzalo N. Santos y su matón “El Mano Negra”, Luis Donaldo Colosio, el poeta Eduardo Lizalde y un sinfín de bandidos, políticos, escritores y artistas que para bien o para mal, han trascendido en la historia.

Así que la vida cotidiana de Tampico es y ha sido siempre rica en historias para escribir y contar porque en su tierra nacieron, se formaron y llegaron visitantes que luego cambiaron la historia de México y el Mundo pero de todo ello muy poco se tiene asentado en algún libro, periódico, o revista y quienes busquen esa información no la encontrarán a detalle porque nunca hubo alguien que la escribiera, y todo lo que se sabe es por lo que cuentan los viejos porteños que aún viven.

¿Por qué sucedió esto?

Pues muy simple. Porque Tampico nunca tuvo un cronista que diera cuenta de la visita de estos personajes, y luego, cuando Antonio Martínez Leal y Carlos González Salas fueron nombrados cronistas oficiales, sin demeritar su trabajo, ambos se dedicaron a investigar el origen de la palabra Tampico, entre otras investigaciones, y dejaron a un lado lo que pasó en el puerto desde los años 60 hasta la fecha.

Es decir, los tampiqueños de nueva cuenta no tienen un registro puntual de lo que pasó en los últimos 50 años porque la crónica del puerto se puso en manos de dos ilustres historiadores y no en manos de cronistas. Así de simple.

Pero, ¿qué es un cronista?

Un cronista no es un historiador porque no analiza y reflexiona sobre los hechos del pasado.

Un cronista es un fotógrafo del tiempo que se vive. Es quien describe un hecho, un acto, o un evento donde la sociedad o parte de ella se involucra.

Es quien retrata el contexto y los detalles de la vida cotidiana que hacen vivir a los ciudadanos de una comunidad, pero que además los publica en algún periódico o revista para dejar asentado lo que está pasando. Así de simple.

Por ello, es importante que ahora que el Cabildo elija a un cronista de la ciudad se consulte a la ciudadanía para que se nombre a un periodista, sociólogo, historiador o literato, pero que se encuentre activo, que se elija a alguien con suficiente oficio escritural porque eso de querer nombrar a Marco Antonio Flores Torres, el cuenta cuentos que puso Carlos González Salas, como cronista adjunto, pues de nada servirá porque este tipo ni tiene obra, ni escribe y mucho menos investiga.

En fin, aunque sabemos que el alcalde de Tampico Oscar Pérez Inguanzo anda de vacaciones y lo que pase en la ciudad poco le interesa, sus colaboradores deben informarle que el nombramiento del nuevo cronista es de suma importancia para la historia y la cultura del puerto y es necesario que le ponga un poquito de atención. Ni más ni menos.

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