sábado, 21 de febrero de 2015

Prieto traiciona al PAN

El diputado federal, Humberto Prieto Herrera, se encuentra en un dilema y anda angustiado, porque no sabe cómo les cumplirá a los priistas para sacar la candidatura del publicista lubberiano, Pedro Castorena, ya que, poco a poco, se ha ido quedando sin panistas que simpaticen con su proyecto.

Y es que en el PAN de Reynosa se sabe que negoció con el PRI para poner un candidato cómodo en esta elección federal, así como lo hizo en la pasada elección local, cuando se mantuvo al margen de la campaña de Chuma y recibió 5 millones de pesos por sus servicios.

Pero ahora se ha descubierto oportunamente la negociación que realizó con el tenebroso Alberto “El Gordo” Aldama y su primo Oscar Luebbert Gutiérrez, para que Castorena logre la candidatura del PAN y así, el PRI logré el triunfo fácilmente sin tener un opositor fuerte.

Por lo pronto, el legislador ya quedó como un traidor para la mayoría de los panistas de Reynosa y si los videos de esta negociación se ventilan -como el caso del perredista Bejarano- podría perder hasta su militancia en este partido político.

Pero bueno, ya se tiene comprobado que aprovechando su posición legislativa, la empresa de su padre Humayna Construcciones S.A de C.V, donde él es gerente administrativo, ha crecido al obtener contratos para realizar distintas obras que los gobiernos de Tamaulipas, Veracruz y Nuevo León le han concedido por sus servicios.

Especialmente lo ha hecho el gobierno de Nuevo Laredo, contrario al grupo político Reynosa, al cual
pertenecía Prieto Herrera, pero al habérsela jugado con Agustín Chapa, quien buscó la dirigencia de Acción Nacional en Tamaulipas, quedó fuera porque esto confirma su traición.

En fin, el caso del diputado federal, Humberto Prieto Herrera, es un caso más de corrupción y su desmedida ambición lo ha puesto en evidencia. Lo peor es que ha traicionado al PAN y a su militancia al jugarle sucio, vendiéndose con el mejor postor por unos cuantos millones de pesos, cuando en realidad la confianza y la lealtad en la política no tienen precio.

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